Creo firmemente que el desencanto de la vida adulta hacia el mundo tiene una causa de peso: el abandono de la ensoñación.
Los niños ensueñan, y es este ensoñar el que les permite jugar, inventar y crear cosas que transcienden

Porque se nos ha enseñado que la ilusión es igual a engaño, y que es perjudicial (incluso se asocia en ocasiones a la locura), se critica como algo desconectado de la realidad.
Cuando realmente, la realidad, se conforma por lo físico y lo ensoñado.
Eliminar el ensueño de la vida es equivalente a mutilar una mitad de nuestra experiencia vital. Por eso el desencanto, la percepción de un mundo frío e insípido puede aparecer si nos deshacemos de esta parte.
Porque “los ojos de niño” no dejan de ser eso; ensoñación y realidad, el juego completo.

Todo artista sabe o intuye algo de esto, y en ocasiones recuerda el juego y la ilusión a la persona que le ha sido mutilada, prohibida o negada. La capacidad de imaginar algo más allá, un mundo distinto, un sueño hermoso.

Este es un simple remedio contra el mundo chato o plano al que se ve avocado el adulto (el adolescente sufre y se resiste porque empieza a desencantarse y su lucha está en que querría que el mundo fuese como quiere, una confusión en querer trasladar la ensoñación a la realidad)

Propongo una solución sencilla, recuperar la ensoñación, no desde la ingenuidad de desear que los sueños se traduzcan y materialicen en la realidad sino desde considerarlos como una realidad aparte, accesible y disfrutable en cualquier momento.

Permitámonos pensar en lo imposible, en bellos lagos azules, en brillos perfectos, en felicidades extremas, en faunos, dioses, diosas y otras criaturas.
Volvamos a lo físico cuando se requiera (no todo será volar, pues la tierra también es fortaleza)

El símbolo, el mito, lo onírico todo es un uno que nos ayudará a sentirnos más libres, menos atados, y nos dará energías para descubrir el mundo, a mirarlo de una nueva manera.

Creemos música y cualquier arte pensando en esto, a tu alcance, un universo infinito de posibilidades, una imaginación sin límites capaz de crear extensos mundos.

Lo que Joseph Campbell llama la imaginación creadora.

Ahí es donde el artista, en opinión de Paul Klee, debe buscar la inspiración, y no en las formas de las cosas ya creadas por la historia o por la natura- leza. «Mi arte no consiste en reproducir las apariencias», escribió en su diario, pues para eso ya están las placas fotográficas; yo quiero penetrar en el significado más oculto del modelo. Quiero llegar al corazón.»

Ilusión illudere (jugar)
Ilusión, voz derivada del verbo latino illudo ‘divertirse’, ‘recrearse’, pero también ‘burlarse’, ‘engañar’.

Preludio previo al juego

Delirio

Hypnos (hypnótico)

Sueño

Algo de lo que ya avisaron en su momento los surrealistas: “confluir las formas conscientes e inconscientes de manera que las realidades oníricas y la practicidad racional se unieran finalmente en una realidad absoluta, una surrealidad”

La propuesta no consiste en lo onírico por lo onírico, sino en lo onírico como símbolo que nos conduce a las profundidades del ser, onírias tanto universales y mitológicas como personales.